Hay momentos en que todas las personas toman un camino diferente, es como si por alguna razón extraña la vida separará a las personas y las despedidas se vuelven dolorosas para todos. Es cuando te das cuenta que ha terminado el ciclo de existencia en la vida de alguien. ¿Por qué pasa? Es sencillo, se ha cumplido con la misión encomendada por Dios, el Cosmos o Universo, has cubierto las necesidades de esa o esas personas para quien apareciste, no cualquiera entiende que es la misma forma en la que actúan los ángeles encarnados en humanos, Es extraño decir adiós sin poder estrechar la mano o abrazar a la persona, es muy frío que solo hasta el último momento valoras a esa persona tan especial.
Les ha pasado que cuando se marcha empiezas a darte cuenta de lo importante que era para ti ¿Cómo es que ocurre? No lo sé, pero lo que si logro sentir es que cuando comienzas alejarte tienes la incertidumbre de su bienestar.
Puede ser que no seamos capaces de decir adiós, nos duele despedirnos en mayor o menor grado, en ambos casos dejamos marcas en el corazón y comprendemos que la separación solo es física, más jamás se podrá arrancar las emociones, las imágenes en movimiento o las fotografías con las que se colmo la caja de los recuerdos, aquella que llamamos “memoria”. Nos preguntaremos mucha veces ¿Haré bien? ¿Será feliz? Pero la pregunta más fuerte sería ¿Volverá? Las respuestas no están tan a la mano como quisiéramos, pero los que se marchan también tienen su incógnita silenciosa ¿Me recordará? No lo sabremos nunca, pero el anhelo de volver toca ambos corazones como un sueño.
¿Cuánto cuesta la felicidad? Si esa es la razón por la que te marchas pregúntate ¿Valdrá la pena? ¿Cómo volverás a casa? Porque tal vez indirectamente te has marchado de casa y un día desearás volver a ella, por lo que sea cualquiera la verdadera razón, las personas que amamos nos dejan enseñanzas y guardamos en el fondo de nuestras almas la esperanza de que vuelva.
Y los caminos se vuelvan a cruzar.
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