lunes, 1 de marzo de 2010

Jaque Mate ( I )


Todo puede sonar tan absurdo cuando haces lo contrario de lo que sientes, en el momento te puedes dar cuenta como las cosas cambian con un solo “¿Cómo estás?” Te ablandas pensando en que si lo que haces es lo correcto o no, pero sobre todas las cosas te observas como un ser herido que busca volver a ser el mismo, a sentir de la misma manera y a recordar que tu objetivo es siempre regresar al punto de origen.

Algunas personas tienden a continuar en un camino donde se confrontan a lo mismo, siguen prestándose a ser solo un peón del ajedrez del amor, se convierten en solo una caricatura de quienes fueron antes en manos de otros que satisfacen sus vacios mediante el juego de palabras, mentiras que insinúan con un “quédate conmigo” mientras están a lado de su pareja. Algunas personas hablan de ser los únicos que entienden las necesidades de otros, hablando de amor como si fuera decir “vamos a la cocina”, “está bueno el programa” o simple llenan la boca con el sentimiento sagrado y poderoso para poder obtener una víctima para sus insatisfacciones sexuales.

Nadie es santa para poder excluirse de algún juicio, pero el pasado suele acosar a las personas desnudándolas frente su propio espejo. No se debe de huir de las situaciones, eso lo sé bien, pero cuando se necesita filosofar por un momento en relación a las situaciones que envuelven a nuestras vidas descubres que nadie tiene la culpa, aun así, en mi caso no deseo hablar con la reina blanca ¿Cómo un peón pudo fijarse en ella? Es sencillo no deje de soñar con mi reina blanca, pero aun puedo ver con claridad a la reina negra que estuvo en mi vida hace tiempo. Su imagen borrosa se volvió en el refugio perfecto para poder dejar atrás los daños de la otra y al referirme así de ellas no es más que una alegoría de quienes son, la blanca comienza a ser pasado cercano, con posibilidades de volverse presente nuevamente, mientras la negra es un pasado que en estos momentos desearía revivir, pero preferirá que se quede en solo un deseo.

El amor es un juego de ajedrez, es como la vida y se puede encontrar que mientras aspiras a las reinas, mas cerrada están las torres, los alfiles se ponen como obstáculos vitales y los caballos la toman por sorpresa. Es entonces que decides seguir o dejar la partida. Algunos deciden seguir hasta que llegue un rey y te saca, otros solo deciden dejar el tablero para marcharse a pensar mejor o simplemente buscan otro donde empezar de nuevo.

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