martes, 2 de marzo de 2010

Jaque Mate ( II )


Ahora veamos la realidad de las cosas en el ajedrez del amor, cuando una relación se rompe, una de las dos partes de la pareja, literalmente usa la técnica del pegarla con “Kola loka” para poder seguir satisfaciendo las necesidades más primarias. Pero se suele ignorar que ya no queda igual, porque quedan huecos que no se pueden cubrir de ninguna manera. Generalmente la ruptura se da al momento de que se suelta la famosa frase “necesito tiempo”, ahí se encienden los focos rojos de la dependencia hacia el otro, hombres y mujeres la hemos dicho, de igual forma ambos presionan para no dar tiempo de que siga la bola de nieve, sin embargo es muy tarde para detenerla, continuara hasta su desenlace final.

En el tablero se puede vislumbrar que uno de los jugadores ha tomado la decisión de retirarse de la partida y tirar las piezas, sea cual sea la razón la partida se muere despacio y una de las dos partes se vuelve presa del pánico. Las reinas, sin importar el color son más fuertes que los reyes ¿Por qué? Es sencillo aprenden con rapidez las maniobras de ellos y logran tomar decisiones con rapidez, pero también al enorme compañerismo que tienen, además que dependiendo de su autoestima puede ser la rapidez con la que se recuperarán de una relación ya rota por cuestiones del rey o de la reina.
El caso contrario pasa con el rey, que no sabe realmente las necesidades de las reinas, se centran solo en la posibilidad de la perdida, es la constante que llevan en su cabeza, para los de menos experiencia, su egoísmo es lo que los vuelve locos, juegan con las buenas intenciones de las reinas, las chantajean o manipulan, las sentencian, por decirlo en el lenguaje más vulgar, ese tipo de reyes hacen que el ajedrez del amor se vuelva perverso, pero lo importante es saber ¿Cómo iniciaron el juego? Para quienes lo hacen rápido su relación es más cercana al rompimiento o al arrepentimiento de su reina ¿Por qué? La respuesta es sencilla, las torres ya estaban desmoronadas, los alfiles débiles y los caballos cansados, además de la inexistencia de peones que la pudieran defender, desde ahí empieza la perversión del juego.

Sin duda, la mayoría de estos reyes se ensalzan en la poesía para poder seducir a la reina, que para ella dependerá de su propia peripecia para poder descubrir las intenciones y el término que desea en el tablero, la mayoría se convierte en una visita al Supermercado, dicen “te amo” como si tomaran “manzanas, suavitel, tortillas o un kilo de bistec”, no creo que deba de ser así, jugar con el arte más vivo como lo es la poesía es una profanación cuando el rey solo lo hace para pasar el rato, esta utilización de la poesía es solo cuando los fines del rey está centrada en la satisfacción sexual. Si ven la partida perdida y la reina deja la partida, es posible que al romperse la relación decidan iniciar el pegar con kolaloka aquello que frente a sus ojos se desmorona. Sin importar que sea por pedir tiempo, arrepentimiento de la reina o del rey, no se puede tomar una relación que ya está rota para que continúe, al contrario, aquello que se ha roto es imposible de pegar, las piezas no embonan igual, pero se puede forzar a que entren de golpe mediante el uso de la presión y el chantaje, es una forma cobarde de hacer jaque mate a cualquiera de las dos partes.
Recuerdo bien a mi reina negra, cuando me pidió tiempo, me porte de lo más mezquino, mientras ella pedía, no sé si por la inmadurez pregunte ¿Cuánto tiempo necesitas? ¿Una semana? ¿Un mes? Y como un rey mezquino regrese a la semana siguiente, presionando para aplicar la técnica kolaloka, sin saber que pagaría un precio alto. Por lo visto todos pasamos por esa experiencia, reyes y reinas, no nos importa a quien atropellemos, hacemos del juego de ajedrez una mala experiencia cuando queremos remendar algo roto.

Por eso habrá que suponer que un buen jaque mate es llevado con tiempo, sin mentiras, sin retener a alguien o sin pensar de manera egoísta o gritando al mundo que el rey entiende a la reina, esas son espejismos del amor. Un buen jaque mate no es un kolaloka que resuelve las situaciones, al contrario, es el resultado de una relación estable y compartida en todos los enfoques.

Pero el mejor es aquel que ofrece la libertad de elegir un camino y que no busca retener a la persona con frases ya mencionadas en la primera parte, hay que recordar que nadie puede servir de consuelo de nadie, ni de juguete dentro de este juego de ajedrez. Sin importar que seas peón convertido en rey o reina se debe de respetar cuando una de las dos partes diga “ya no juego”.

Ese es un jaque mate magistral.

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